Ángeles, Tomás, Minerva y Alejandro se conocen por primera vez en la secundaria y forman el grupo VocalTeens con el proposito de ser reconocidos en la industria musical, ¿podrán muy a pesar de los obstáculos y dificultades de la edad lograr de cumpl...
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Luego del desayuno-cita de la profesora Florencia y el profesor Augusto, la primer clase que cuarto año tenia era Artes Plásticas.
El día parecía comenzar normal, pero cuando la profesora pronuncio las palabras mágicas nadie podía creerlo. Angie, Ale y Tomi se miraron al mismo tiempo cómplices, y alabaron al profesor Augusto en sus cabezas mucho mas allá de lo que ya lo hacían. No podían creer que había accedido a salir con la profesora.
-Finalmente, luego de hablar con el profesor Reyes, me pareció buena idea esto de incentivarlos al taller.
Giselle que generalmente armaba revuelo en el curso mucho antes de que Angie apareciera para opacar su lugar, se armo de valor y contesto:
-No nos esta incentivando, nos esta obligando.
El aula se convirtió en un bullicio insoportable.
-Bueno, che, el taller no es malo. Si nos unimos le podemos sacar la mala fama, realmente la idea del profesor es competir como grupo musical contra otros colegios, no volver a armar a la banda escolar -explico Angie.
-No vuelvas con el tema de nuevo, Ángeles, nos tuviste toda la semana pasada con eso - atacó Julieta. - Además... ¿quien quiere apuntarse a un taller de música?
Minerva atenta al barullo que se armaba, se sorprendió cuando escuchó a Julieta salírsele esas palabras de la boca, "¿Cómo? ¿Julieta no apoya a Ale?" Había descubierto un punto débil. Lo miró a Ale quien tenía el ceño fruncido en dirección a su interés romántico.
-Uh, Ale, atenti con quien salís, eh - Angie apuntó a la susodicha y se formó un coro de "uh's" alrededor.
Al resto del curso no le quedó otra que apoyar a Angie porque la profesora había avisado: no se presentan a la audición, queda reprobado Plástica... Y nadie quería volver en diciembre para rendir esa materia.
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El celular de Ángeles comenzó a vibrar en el recreo, había recibido un mensaje de Mechi.
"Buen día bonita, te aviso que lo del jueves se pasa para hoy"
Justo Tomás pasaba por ahí. Angie se puso frente a él y guardo su teléfono en el bolsillo de su uniforme.
-Viste lo del jueves... Bueno, se pasó para hoy.
-No podes venirme con estos planes inesperados.
Ángeles puso una mano en su cadera y lo miró desafiante.
-Es hoy o nunca.
Tomás no hizo mucho escándalo al respecto. Se había ganado la confianza de Angie y no iba a perder la oportunidad de escracharla.
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La profesora Florencia entró al salón de actos donde el profesor Augusto acomodaba todos los artefactos para la audición del jueves.
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-Ya cumplí mi parte - mencionó y su voz retumbó en el lugar.
Augusto dió un respingo, sorprendido por la aparición de Florencia.
-Excelente ¿Y que te dijeron los chicos?
-Y... Ganas no tienen, pero terminaron aceptando.
Florencia se acomodó y sentó sobre el borde del escenario. Augusto dejó el micrófono a un lado y le hizo compañía.
-Es increíble lo que haces por estos chicos.
-¿Por qué lo decís?
-Porque se sabe entre los adultos que no recibís nada a cambio por el taller
Augusto sonrió apenado, y miró al suelo. Florencia prosiguió.
-Siempre me pareció importante la música. Y es muy noble de tu parte que les quieras inculcar eso a la fuerza... Y que te impongas a Morini.
Augusto la observó. Nunca había tenido una conversación profunda con Florencia, era la segunda vez que la veía fuera del formalismo, donde se tuteaban, y la primera donde conectaba con sus palabras.
-Bueno, en ese caso vos también tenes vocación. Otra profesora no hubiera arriesgado tanto por un taller... los querés.
Florencia elevó y bajó su hombro.
-Serán un desastre como alumnos, pero son buenos chicos.
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Minerva estaba paseando por las aplicaciones de su celular, sentada sobre uno de los canteros que adornaban el patio de recreos. Franco se sentó a su lado.
-¿Extrañándome? - le preguntó en un tono coqueto.
Minerva alzó sus ojos y lo miró malhumorada. No le contestó. Se corrió un centímetro pero este imitó su accionar.
-Daaale, Mine. Soy lo más de lo más, ¿por qué no me das bola?
Ella se rió.
-Ah nooo, pero sos patético. Mirá hasta el punto que llegás. No podes rogarme que te de bola, Franco. Ya estamos grandes.
-Es por Alejandro, ¿no?
Minerva no contestó y fingió seguir mirando fotos por Instagram. Él prosiguió.
-Te estoy rondando desde primer año, y llega el otro y le das pelota.
-¡Ya te dije la vez pasada que no le digas el otro!
Franco se levantó de un respingón, hecho de furia.
-¿Ves? Lo defendés y ni lo conoces.
Franco frotó sus manos sobre su rostro. Ella se sentía mal, no era su intención ser mala con él, pero era la única manera que entienda que ella nunca lo iba a ver en el sentido romántico. No estaban en la misma sintonía. Franco era un chiquilín.
-Franco, sos lindo, tenés un millón de chicas atrás tuyo... ¿por qué yo que ni la hora te doy?
El ego de Minerva tenía una sola respuesta a esa pregunta: porque ella era irresistible. Todos los hombres coincidían que era la mas linda del colegio.
Franco movió su mano.
-Dejá, no voy a discutir con una histérica. No importa que te diga, vas a seguir sin darme la hora.
Y se fué, dejando a Minerva sola de nuevo.
Ni ella entendía por qué le daba importancia al único chico que la maltrataba. Así y todo llevaba una imagen idealizada de Alejandro que se derrumbaba en los momentos que él la hacía sentir mal. Tampoco entendía por qué no podía salir con Franco, que a pesar de ser un inmaduro, la trataba como una princesa. Y era precioso. Pero Alejandro de nuevo volvía a su cabeza y se la daba vueltas... tenía que dejar de pensar en él. Era un tarado con todas las letras, que como si fuera poco prefería a su archienemiga, Julieta, antes que a ella, la chica con la que todo el Excellence Vista se moría por estar.