No supe que le necesitaba tanto hasta que nos distanciamos. Siempre sentí mariposas en el estómago al verle, pero nunca creí que significaran algo tan verdadero. Al final, he aprendido que hay conexiones que trascienden los cuerpos, el tiempo o espacio; hay vínculos que vienen predispuestos. Y el amor, es el único destino que pretendo cumplir.
Me senté mareado en una pradera. Más allá, todos discutían la forma de volver a la isla, no solo para ejecutar el plan, sino para salvar a mis compañeros.
El Imperio de las Sombras debe caer, escuché decir a Gabriel y preferí cerrar los ojos. No estaba cansado ni absorto en la angustia del momento, estaba agarrando fuerzas para mostrarme fuerte y decidido. Era uno contra cuatro, mi único fin en ese momento era defender la idea de salvar a mi mejor amigo y al chico de mis sueños.
El sol estaba apareciendo en el horizonte, el bosque quedó a un lado cuando comprendimos que estábamos en una cima. El césped nativo se extendía por hectáreas, modelado quizás por la acción de los animales silvestres que corrían felices en un hogar dominado por la libertad.
—Tiene que haber una forma —dijo Noemí mirándome de soslayo.
—Si no la hubiera, nunca habría hablado de ellos —respondió Abel.
—¿Entonces qué esperas?
—No confían en mí —dijo con las cuerdas vocales afectadas, como si se tratara de un humano a punto de echarse a llorar.
—¿De qué hablas? —insistió Gabriel.
—Necesito que lo hagan —repitió Abel, supuestamente afectado por nuestra desconfianza hacia su imagen.
—¿De dónde sacaste que no confiamos en ti?
—Lo leo, lo escucho, lo presiento.
—Los andys no tienen sentidos para percibir —respondió Gabriel con rabia.
—Pero tenemos cámaras y softwares para descifrar el cuerpo —Abel se puso frente a él y sujetó su pecho con la palma de su mano robótica—. Aquí siento la desconfianza. Esto nos destruirá. Acabará con la única oportunidad que tiene tu especie de liberarse.
—Sí confío en ti, solo que detesto que te vayas siempre con rodeos —confesó Gabriel.
—No entiendo mucho, pero yo creo que deberíamos confiar en Abel —opinó Ananías confinado al silencio.
—¿Quién te salvó? —rompí el silencio de mi concentración.
—Uriel, te mandó saludos.
—¿Uriel sigue vivo? —chilló Noemí con miedo.
—Parecía bastante vivo —respondió Ananías.
—Imposible —dijo Abel reaccionando de forma violenta—. Uriel fue desactivado.
Abel tomó el brazo de Ananías y con fuerza lo doblegó. Noemí y Gabriel se quedaron impávidos ante la violencia de Abel con el compañero. Ananías chilló y luego gimió de dolor, cayó de rodillas al piso con el brazo en alto y el corazón agitado.
—¿Qué te pasa, imbécil? —gritó a todo pulmón.
—Di la verdad, humano —respondió con voz grave el andy asustado.
—Uriel me despertó y me mostró la forma de salir.
—¿Dónde está Uriel?

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TRIADAS: Isla de Inducción
Science FictionDavid se considera un chico común y corriente. Acaba de cumplir dieciséis años y espera convertirse en el adulto que siempre soñó; formar su familia y ser feliz en la ciudad que se le asignará. Pero cosas extrañas ocurren en la Isla de Inducción, do...