Las siete palabras

21 3 2
                                    



Santos eran mis vestidos

Blancos como la nieve,

En mí no se encontró pecado

Sin embargo maldito fui al ser colgado en un madero.


"El monte de la Calavera" así llamaban ese lugar

repartieron mis vestidos, suertes echaron en ellos,

De mis manos corrían sangre, metal clavaban en ellas,

Espinas... espinas coronaron mi cabeza.


Titulo pusieron sobre mí, letras griegas, hebreas y latinas decían;

"ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS"


No hubo quien no se burlara,

Ninguno cerró su boca,

Todos me escarnecieron,

"Rey de los Judíos, Salvate"

Como cordero fui llevado al matadero

Enmudecí y no abrí mi boca,

En angustia y aflicción estaba, pero clamaba a gran voz;

"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen."



Incluso colgados, de su maldad no se arrepienten

Al borde del suspiro no temen a mi padre, corrompen sus almas.

Salvo aquel... quien miro su pecado y dijo "a la verdad merecemos esto, consecuencia de nuestros actos es. Mas éste ningún mal hizo"

Aquella persona me miró y con vergüenza, temor y arrepentimiento dijo; "acuérdate de mí cuando vengas en tu reino"


En medio de tal aflicción el plan de salvación de mi padre era perfecto

Quise pasar esta copa de mí, pero no permití que se hiciera mi voluntad sino la de mi padre.

Abrí mi boca y le contesté;

"De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso."



Miré y ví cuatro mujeres que estaban junto a mi cruz

Y con ellas, el discípulo a quien amé.

"Mujer, he ahí tu hijo". Volví la mirada a mi discípulo; "He ahí tu madre"

Porque concebido fui por el Espíritu Santo,

Porque no fui hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirme.



Pero cerca de la hora novena, después de casi tres horas que las tinieblas cubrían la tierra, clamé a gran voz;

"Elí, Elí, ¿lama sabactani?"

Porque despreciado y menospreciado he sido

Molido fui por sus pecados

Dolores y quebrantos me siguieron,

Azotado, herido y abatido por mi padre.



Sabiendo que la hora era próxima

Y para que se cumpliese lo dicho por el salmista;

"Que en mi sed me dieron a beber vinagre".

Dije; "Tengo sed"



Ciertamente en esa cruz llevé vuestras enfermedades,

Y sufrí vuestros dolores,

El castigo de vuestra paz, fue sobre mí.

Y mi vida puse por expiación de vuestros pecados,

Y para ver el fruto de la aflicción de mi alma, dije;

"Consumado es".



Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 3;16


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 22, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Contemplando Su GloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora