Mi pequeña inspiración

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Durante una noche lluviosa Peter Strait trabajaba en su estudio buscando terminar su última novela. Su estudio era una pequeña habitación con las paredes llenas de premios y condecoraciones del que había sido su único éxito "¿Dónde juegan las pequeñas?" Un thriller policial que ahora encontraba desinspiarado e inexperto, pero que la crítica elevó a un altar casi divino. Aunque sus próximas obras no corrieron esa misma suerte, ya que nadie las valoró. Pero sabía que su actual obra iba a romper esa serie de fracasos.

Jamás le había costado tanto cerrar una historia; sentado frente a una gran mesa de madera, viendo el papel y esperando que la pluma cobrara vida para completar el libro por su cuenta. Solo le acompañaba su fiel ayudante y mayor fan, María Strait; su hija de quince años que, sin descanso, llevaba desde la tarde chupando el miembro de su padre, oculta debajo de la imponente mesa.

María no sabía cuando había empezado a amar a su progenitor, desde muy joven que envidiaba ya a su madre por poder pasar más tiempo con él y cuando empezó la época de su despertar sexual todos sus compañeros parecían poco en comparación a su ídolo personal. La idea de tener relaciones con su padre surgió como una débil fantasía que gradualmente fue volviéndose una necesidad y, en el momento en el que se enteró de que su padre escribía una novela sobre un caso de rapto de niñas, lo aprovechó a su favor. Una noche lluviosa se acercó a su despacho dándole la oportunidad de entender lo que motivaba al villano de su historia, y desde entonces ese pequeño cuarto se había vuelto su pequeña zona de juegos.

María amaba todo de su padre, sus cabellos rubios peinados hacia atrás, sus ojos verdes, su altura, su miembro fino y largo que era capaz de golpear su cérvix, los vellos dorados de sus testículos e incluso su barriga fruto del consumo de cerveza. En comparación ella se sentía de otra raza, pues había heredado la mayoría de características de su madre. Sus ojos y su pelo eran negros, sus pechos y su trasero eran pequeños, era la más baja de su clase y sus genes la condenaban a ser lampiña por el resto de su vida. Lo único que tenían en común era su piel blanca, aunque su padre era tan blanco que tomaba cierto tono rosado al exponerse mucho al sol, a diferencia de ella que tomaba un tono amarillento.

La primera relación que tuvieron fue a los diez años de María, y desde entonces ella se había vuelto una experta en satisfacer los deseos más oscuros de su padre. Aunque también la resistencia de Peter había mejorado. Ella acostumbraba a practicarle felaciones mientras escribía, dejarse penetrar mientras corregía y, el día de la publicación, le permita hacer uso y disfrute de su ano. Pero hoy era diferente, por primera vez a Peter la "ayuda" de su hija le molestaba. Ya estaba acostumbrado a trabajar mientras recibía placer, pero el ver debajo de la mesa y encontrar a su hija esforzándose al máximo le hacía pesar aún más el no poder seguir escribiendo. Así que retiró su silla de la mesa alejando el pene de la boca de su pequeña.

— Vete de aquí — ordenó Peter seriamente hacia la joven que se había quedado desconcertada.

— ¿Por qué? — preguntó la pequeña con incertidumbre mientras se limpiaba las babas de la boca usando su mano izquierda.

— Necesito estar solo, vete con tu madre o algo — se reafirmó en su postura indicándole la puerta.

— Pero sabes que mamá a estas horas está en el sótano, además — expresó saliendo de debajo de la mesa — yo no quiero jugar con mamá, quiero jugar con vos.

— En serio, María, necesito estar solo, por favor — relajó su tono.

— Mira, sabes que conmigo puedes hacer lo que quieras, si te quieres masturbar no hay problemas. Si tienes alguna fantasía, puedo cumplirla — expresó con seriedad sabiendo que era capaz de hacer lo que sea.

— No... No es eso... — expresó el padre más ensimismado.

— Vamos, cuéntame ¿Qué quieres? ¿Qué finja ser virgen de vuelta? ¿Qué te meta algo por el culo? — se reafirmó María mientras se acercaba nuevamente a la entrepierna de su padre.

...Where stories live. Discover now