#18

137 27 6
                                    

Willow

Es una habitación fría. Incluso cuando estoy en ella, es fría. Como si yo no fuese suficiente persona para darle vida a este lugar. Lo único que la hace parecer un sitio agradable es la presencia de Morfeus, quien yace recostado sobre mi cama durmiendo como una piedra. A veces ronca y en contadas ocasiones lo he escuchado ladrar dormido, seguramente soñando que persigue algún gato. No obstante, mi apatía parece opacar su noble voluntad de hacerme compañía.

Pero mi apatía no es realmente importante. Supongo que existir importa más. O como dice Tesla: existir en el universo.

"Existimos en el mismo universo".

Es como si él tuviera algún tipo de cosmos en sus palabras. Tan etéreo y bello.

¿Cómo es posible que alguien a quien no conoces te parezca cautivador?

Tal vez las palabras tengan más fuerza de la que creemos. Son capaces de derrumbar mundos y de reparar almas. Pero me da tanto pánico que alguien así, con tanto que ofrecer, tan genial y amable, note que soy todo lo opuesto, que tengo tan poco que ofrecer y la increíble suerte para arruinar las buenas cosas, para que al final decida que soy raro y que no valgo la pena.

Soy alguien con la capacidad de arruinar antes que reparar. Eso incluso la ciencia podría comprobarlo fácilmente.

Tesla es de esos amigos que te hacen cuestionarte si realmente darás el ancho, aunque en el fondo sea un tipo de cuestionamiento autoimpuesto. ¿Cómo es que se le ocurrió que era buena idea entablar una amistad con un completo extraño por mensajes de texto?

Y... ¡por un demonio! Vamos a la misma universidad. ¿Así de pequeño es el mundo? ¿Es en serio?

Tal vez Sam sirvió de algo después de todo. Al final pude hacer un amigo gracias a que él se portó como un cretino conmigo. Y no lo culpo por haber actuado así. Es decir, no sé por qué pensé que él querría ser también mi amigo.

Si soy honesto, me pregunto lo mismo con Tesla. ¿Por qué aceptó ser mi amigo? Alguien como él, que pareciera que nació para ser un astro tan brillante como el sol, con su propio centro de gravedad capaz de hacer orbitar las cosas a su alrededor.

¿Por qué alguien así me dejaría a mí orbitar su sistema solar?; yo, un simple planeta, menos interesante que Plutón, que con mucha facilidad se pierde entre el espacio de cualquier persona y que termina expulsado al oscuro espacio sideral para finalizar su muerte desgarrado por algún agujero negro en el centro de alguna perdida galaxia.

Me pregunto si sentirnos así de pequeños nos vuelve realmente pequeños. Me pregunto si sentirnos grandes nos vuelve realmente grandes. Me pregunto si Tesla tiene idea de la inmensidad que su presencia significa en todo esto de la existencia.

Tengo la rara y mala costumbre de intentar darle un espacio a las personas en mi vida. Y Tesla.... Desde que me dejó ser su amigo está ocupando tanto espacio que no sabía que yo poseía. Es un poco aterrador saber que se expande cada vez que hablamos, y más me aterra saber que la gravedad con la que me hace flotar al alrededor de sus palabras aumenta a la misma velocidad a la que la luz viaja cuando las estrellas explotan y vuelven todo un bello caos.

¿Irá Tesla a explotar algún día?

¿Cuánta destrucción provocará eso?

En mi espacio; eso no lo pierdo entre mis pensamientos. Qué catástrofe más peligrosa desencadenaría en cada rincón de mí, y eso me aterra.

Qué difícil es volverse amigo de alguien.

Miro por la ventana y obverso la madrugada transcurrir ahí afuera. Entonces por alguna razón recuerdo lo que Tesla dijo sobre los amigos y de cómo yo utilizaba con cuidado esa palabra.

El universo que llevamos dentro (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora