Capítulo LXIII: La Caída del General

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¡Hey, hola! Les dejo en Multimedia la canción Trinity, de Amaranthe, para que escuchen mientras leen.

Quiero dar un agradecimiento especial a @Xrosuer-Crystal por haberme dado esta maravillosa idea, junto con todo lo que viene a partir de ahora. <3 

     Taiki se negó rotundamente a ir de cualquier otra forma que no fuese andando. OmegaShoutmon y ZeekGreymon iban detrás de los dos generales, manteniéndose alerta ante todo lo que evidentemente no era normal. No había nada alrededor de ellos. Nada que no fuera la tierra árida y el silencio sepulcral. El castillo de Daemon se erigía siniestra y majestuosamente al norte, sin que los enemigos surgieran de cualquier sitio para impedir que los enemigos siguieran avanzando.

Sabían que era sospechoso. Que algo simplemente no estaba bien. Y también por esa certeza fue que se negaron a detenerse. Se negaron a volver sobre sus pasos.

Taiki sólo hacía pequeñas pausas para enjugar la sangre que ocasionalmente seguía brotando de su nariz. Sus nudillos ya habían dejado de doler. Seguía sintiendo algo extraño en ellos. Como si su cuerpo hubiera intentado preguntar si realmente tenía la intención de dar ese puñetazo.

Cuando se detuvo para tomar aire y se sintió ligeramente mareado, quiso pensar que todo se trataba del calor y del ambiente seco. Aunque muy en el fondo sabía que eso podía explicarlo de otra manera, no quiso pensar que era posible. Y no era el mejor momento de detenerse a descansar. Luchó por recuperar el aliento. Se sostuvo del hombro de su mejor amigo cuando tuvo la impresión de que su visión se nublaba por un segundo. Kiriha no lo pasó por alto. Tomó a Taiki por los hombros, hasta que las piernas del general volvieron a ser firmes.

—Taiki, ¿te sientes bien?

El chico asintió.

—Andando. Nene no tardará en alcanzarnos. Estoy seguro.

Y siguió su camino, sin decirle a Kiriha lo que sospechaba.

Puedo aguantar un poco más, pensó. Cuando derrotemos a Daemon, descansaré por dos días enteros.

Nene despertó sobresaltada de lo que seguramente era una pesadilla. Su corazón acelerado retumbaba contra su pecho. Cuando se levantó de la cama y sintió el suelo frío bajo sus pies, descubrió que algo hacía falta. ¿Dónde estaba la cama King size que había comprado meses atrás? ¿Dónde estaba el dosel? ¿Dónde estaba el collage de fotografías que debía colgar de la pared? Las cortinas estaban cerradas. La habitación no era lo que ella recordaba. La ropa masculina en su armario, compartiendo el espacio con la suya, no fue lo que ella esperaba ver. ¿Por qué predominaba el azul? ¿Dónde estaban las prendas oscuras?

Retrocedió. Cruzó la habitació que pertencía a su pasado, y abrió las cortinas de golpe. Dio un par de pasos hacia el cristal, sin poder creer que realmente estuviera contemplando la ciudad de Hong Kong.

Negó con la cabeza. Buscó su Xros Loadder en la mesa de noche. No lo encontró. Sólo vio su móvil, con veinte mensajes sin leer de su agente que quería recordarle el concierto de esa noche.

Corrió hacia el pasillo. Se detuvo en seco. No estaba más en la casa de Japón, sino en un condomini. No vio otra habitación donde pudiera vivir una chica en silla de ruedas. Escuchó ruidos en la cocina. Fue a toda velocidad.

Se detuvo de nuevo al ver que su hermano preparaba el desayuno, usando un delantal y escuchando un reportaje por Internet donde se hablaba de un compromiso que ella no recordaba haber aceptado. Se hizo consciente de la sortija de compromiso. Se vio a sí misma en el reportaje, asintiendo emocionada y besando apasionadamente a Kiriha Aonuma ante las cámaras. Se acercó al portátil con movimientos erráticos. Apenas pudo sentarse en el banquillo del desayunador.

Nene de la RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora