Capitulo seis: Cabalgata a Rosenroth.

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La nieve es un factor que siempre estará presente en las historias llenas de sangre como la que se presentará.

En algún lugar del tiempo una carrosa transitaba por un bosque castigado por la nieve, en ella se halla Anderson Richman, un mercenario que se ganaba la vida cazando a los más buscados ladrones o brujos del pueblo al que llegaba. En esta ocasión acepto el contrato de capturar a la cambiante la cual esta sentada a su lado encadenada por un par de esposas y con un ojo morado, el conductor de la carrosa era un contratado del mercenario el cual lo conoció en el bar del pueblo de Rosenroth. Al principio este le dio la negativa al mercenario por que tenia miedo que este le traicionaría pero un detalle le hizo cambiar su parecer, el conductor había conocido a Anderson en una sucia trinchera mientras se desarrollaba la guerra del continental.

La guerra del continental es un conflicto bélico que enfrento a radicales y republicanos del país de Sodeft. El motivo fue el golpe de estado del presidente Kimball el cual buscaba liberar al país de extranjeros y seres anormales que estaban mezclándose con la sociedad aumentando el índice de pobreza del país. Los republicanos acusaban a Kimbal de usurpar el poder para enriquecerse y formar una coalición para poder conquistar más países.

La guerra duro 3 años sangrientos, pero al final salieron victoriosos los republicanos. El conductor y el pertenecían al bando de los perdedores. Anderson lo había perdido todo, su familia y sus tierras, así que para que no lo mataran se fue a la clandestinidad y se dedicó a la labor de mercenario cazando seres anormales. Mientras que su amigo el conductor se alejo de la capital dedicándose a lo que siempre había hecho.

La carrosa se movía mientras el mercenario no inmutaba palabra, hasta que la carrosa empezó a detenerse.

— Sr. Anderson hay un hombre que esta al lado de la vía pidiendo ayuda.

— Pasa de largo no quiero que nadie entre a la carroza.

Anderson pensó un momento, saco su cabeza para ver de quien se trataba, vio a un hombre alto con una gabardina azul y bien abrigado con chalinas y sombrero, en su mano portaba una lampara de vela que poco a poco se derretía.

— Cambie de idea amigo detén la carroza.

El vehículo se detuvo y una voz ronca se escuchó.

— Hola, amigos soy el teniente Moisés Salamanca, me podrían dar un aventón a la cabaña de Mimi, ya que esta nieve no me deja avanzar.

Anderson saco su escopeta y mirando a Moisés le dijo:

— De donde vienes, y que haces aquí, ¿acaso eres amigo de esta cambiante?

El teniente levanto las manos en son de paz.

— Espera amigo yo no soy amigo de ningún ser anormal, he sido de los radicales.

— ¡pon tus armas al suelo! Y espera.

El mercenario se dirigió a la cambiante, sacando la llave y liberándola por breves momentos de sus ataduras.

— Vas y recoges sus armas y las traes a la carrosa, y veo alguna intención de escapar te meto un tiro en la maldita cabeza.

Sin decir nada la joven cambiante salió de la carroza y tomo las armas y regreso junto al teniente al carro y este prosiguió con su viaje. Ya en el auto Anderson la encadeno de nuevo a su brazo, este no dejaba de apuntar con su escopeta a Moisés, hubo un cruce de miradas el cual este comenzó a hablar:

— Veo que tienes una hermosa recompensa mercenario, ¿Cómo te llamas?

— Anderson — respondió fríamente y mirando a la cambiante dijo— y ella se llama Roxana la perra cambiante.

De todo y sin armasWhere stories live. Discover now