Epilogo

                                    

                                              

                          
Capítulo 15: Siempre fue ella
                          
Pensándolo bien, ella había estado en mi mente desde que tengo memoria.

                          
En el instante en que la vi parada frente al salón el primer día de clases supe que no tendría otra oportunidad para estar junto a ella.
                          
La habían ocultado de mí y del mundo diez años, sin ninguna posibilidad de hablar con ella.
                          
No sabía cuáles eran sus gustos, ya sea su sabor favorito, su color, su canción, su estación del año, nada. Y cuando se encontró sentada a mi lado en Matemáticas, por primera vez me sentí completo.
                          
No soportaba la idea de que alguien me la quitara de nuevo, incluso odié en un momento a Harry por su estrecha cercanía con ella mediante mensajes de papel, lo que me hacía responder como un estúpido cada vez que ella intentaba acercarse más a mí.
                          
No quería que saliese herida, no más de lo que ya estaba. Yo era el idiota enamorado en ese instante y sin pensarlo la alejaba constantemente. Yo no quería hacerlo, solo salía mediante la situación.
                          
Cuando me llamó ‘Mentiroso’ fue lo que me hizo reaccionar, la estaba perdiendo.
                          
Zayn nunca aprueba a nadie, esa fue otra de las razones para entender que yo la necesitaba y ella a mí. Mi amigo había caído rendido a sus pies tal cual como lo hice cuando era pequeño.
                          
Las chicas la adoraban, Louis y Liam bromeaban con ella, era perfecta.
                          
Y justo cuando creí que nada estorbaría ese momento, sus recuerdos regresaron.
                          
Le prometí que nunca me alejaría de ella, si quería salir de la ciudad, yo la acompañaría. Si quería llorar en su cuarto, yo la apoyaría y calmaría. Y si alguna vez dejaba de ser ella misma, yo estaría ahí para hacerla volver.
                          
Hoy es su cumpleaños número dieciocho. Hay pastel de chocolate y frambuesa, nuestros sabores.
                          
Está sonriendo a mi lado en la mesa del comedor, los chicos, sus novias, mi familia y yo le cantamos su mayoría de edad.
                          
No suelto su mano por ningún segundo, porque sé que cuando lo haga la voy a extrañar en cada momento. Lía y Braun no han vuelto a aparecer, tal vez se sienten tan culpables como lo estuvieron sus padres once años atrás y ____ no quiere saber de ellos. La entiendo, yo tampoco lo haría luego de tanta mentira y dos días en el hospital luego de saber sobre la verdad tras la desaparición de sus progenitores.
                          
Un apretón me devuelve al presente y veo nuestras manos unidas, volteo a observarla y sus ojos se cruzan con los míos.
                          
— Estaba preguntándote algo, ¿Lo sabías? —Dice.
                          
Le doy mi más genuina sonrisa y le respondo—: ¿Ah, sí? ¿Cuál fue su consulta, Madame Filian?
                          
Su risa sale por sus labios y sé que hice lo correcto. Ella es perfecta. Su vida y la mía también lo son.
                          
— ¿Me protegerás por siempre?
                          
Los comentarios de nuestros amigos me hacen sonrojar, pero con toda sinceridad la rodeo en mis brazos sin preocuparme porque su fobia vuelva a aparecer algún día.
                          

                          
— De todo miedo que tengas, voy a estar ahí para espantarlo. Lo prometo.