Capítulo IV: Lo que le sucedió a nuestra princesa cuando salió del hostal

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En el capítulo anterior, nuestra Princesa a Caballo descansó en el hostal que para su cabeza un castillo era, inició su entrenamiento para controlar los mareos y vómitos que le ocurrían a menudo ante movimientos fuertes como la de las atracciones de los parques de diversiones y, más importante aún, gracias a su primera vasalla, Anicienta, pudo coronarse como princesa y así dar inicio a su nueva nobleza del siglo XXI, a saber, la nobleza de las Princesas a Caballo.

En esto último quedamos, en que Su Alteza coronada quedó como princesa, teniendo como testigos a los curiosos que por la calle pasaban. Ustedes habrán visto en distintos canales de YouTube la manera en que se llevó a cabo la coronación. Pero, ¿no se han fijado que todos los videos muestran cosas distintas? La respuesta a este enigma está en que, todos y cada uno de estos videos, de Hola Soy Hernán, de Bastián Lobos, incluso el capítulo especial que hizo Bross están basados en imitaciones que otros quisieron dar por real.

Así, pues, te preguntarás dónde están los videos que los curiosos hicieron de esta ceremonia. Los originales fueron borrados por reclamaciones que familiares y amigos de La Princesa a Caballo hicieron para protegerla y que Sir Rata, entendido y viciado en la web, tan prontamente se enteró de estos que raudamente se borraron. Por ello, y sumada a la nula fama que en ese entonces tenía Su Majestad, no quedaron copias de estos.

Recapitulando ahora sí el suceso de la coronación, tras concluida esta, La Princesa a Caballo recordó el rugir de su barriga por el hambre y la nula experiencia que en cocina esta tenía. Gracias a un milisegundo de cordura en la que cayó, vio la dificultad que tendría al no cocinar nada, pues si bien podía comprar alimentos gracias a su tarjeta con sus mesadas ahorradas, habrían lugares alejados que pretendía recorrer, donde la tecnología de las tarjetas y la presencia de restoranes no habrían de aparecer.

Ante esta reflexión, se despidió de Anicienta y le dijo que volvería a su hogar pues nada de cocina sabía y, por su bien, debía aprender antes de viajar para salvar al mundo de los males del mundo. Quedó tan contenta Anicienta ante tal resplandor de estabilidad, que confió que ella cumpliría, pero por precaución su número de celular le dejó:

—Te dejo anotado en esta hoja mi número. Cualquier cosa, pero cualquier cosa en la que te pueda ayudar, conmigo puedes contar, así que solo llámame y dime "Aloja-Miento" como a ti te gusta decir —dijo Anicienta de manera enérgica y pausada para que nuestra princesa ningún detalle olvidara.

En la hora de almuerzo, el dueño del hostal, Anicienta y su amiga, junto a La Princesa a Caballo comieron arroz con pollo y un vaso de jugo que se hacen con agua y polvo, y pasaron una muy alegre tarde charlando del verano, del Festival de Festivales que a unas y unos les interesaba los artistas mientras que otras y otros morían por ellos, y más banalidades que hicieron olvidar la peculiaridad del vestido de princesa y forma de ser de ella.

Tras esto, nuestra princesa se colgó su cartera, tomó a MLH en su mano izquierda y se despidió de todos con su corona puesta. El dueño del hostal, antes de que se fuera le dijo a nuestra princesa que no se preocupara de los gastos, que todos corrían por su cuenta; la caridad está dada, como recordarán en capítulos anteriores, por la preocupación que le daba al dueño del hostal ver a una adolescente con tales desvaríos y, sumado a que justamente tenía una nieta que bordeaba la edad de nuestra princesa, la recordó y se preocupó más aún.

De esta forma, sin galopar sino con su caballo en la mano, caminaba y ocasionalmente brincos de alegría daba nuestra princesa en dirección a su hogar, consciente de la necesidad de aprender a cocinar y contentísima por su corona usar y mostrar. Caminaba mientras comía masticables, gomitas y dulces que Anicienta le dio del cumpleaños de su primita, cuando un ruido estruendoso le llamó la atención y en alerta le puso y aceleró su corazón.

La Princesa a Caballo. Desventuras de una youtuberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora